Cuántas veces hemos oído la expresión «el rostro es el espejo del alma», pues va a ser cierta, a juzgar por los resultados que ha obtenido Nivea en un estudio en el que indagaba acerca de la relación existente entre la personalidad de las personas y su tipo de piel.
Ya sabíamos que la piel acusa el estrés, el estado de ánimo, la dieta, el clima y que está determinada por la genética, pero que también refleja la personalidad…, pues la verdad, ni idea. Resulta que las personalidades de la piel son globales, existen en todo el mundo, al margen de genéros, edad o cultura, y tienen que ver con la propia percepción que se tiene de uno mismo y con la percepción que tenemos de nuestra piel. Vamos, que granos, brillos o dermatitis delatan las inseguridades que nos invaden psicológicamente.
El estudio realizado por Nivea se ha llevado a cabo a partir de 8.000 encuestas realizadas a hombres y mujeres de Alemania, Francia, Rusia, Brasil, China, EEUU, Bélgica y Países Bajos y ha dado lugar a cuatro arquetipos:
- Proactivo «hacedor»: es el grupo más numeroso, junto con el de pensadores y, por lo tanto, el tipo de piel más frecuente. Los hacedores son individuos activos, a los que les preocupa la impresión que causan sobre los demás. Asocian una piel bonita con el atractivo y el éxito. Suelen padecer problemas de grasa y brillos, lo que no les supone gran problema, ya que les ponen solución con cosméticos.
- Analítico «pensador»: a diferencia de los hacedores, los pensadores son analíticos, introvertidos y pragmáticos. Son eminentemente prácticos y eligen tratamientos cosméticos funcionales para pieles normales.
- Ambivalente «buscador»: son personas intuitivas y luchan por el reconocimiento. Suelen estar a disgusto con su piel, que a menudo muestra imperfecciones, como granos y espinillas.
- Emocional «prestador de ayuda»: la piel más emocional es la de los helpers o prestadores de ayuda, que disfrutan al máximo de la vida y asumen responsabilidades sociales. Ven su piel como un órgano de comunicación que les permite entrar en contacto con los demás. Como consecuencia de su emocionalidad, su piel es más sensible de lo normal y tiende a padecer irritaciones.
- Introvertido «moralista»: esta tipología es la menos frecuente. Se identifica con una personalidad introvertida, con individuos comprometidos con la sociedad y un sentido moral y ético alto, aunque con una actitud pasiva. La falta de carácter se manifiesta en una piel seca, sensible y con un tono mate y pálido, además de propensión a las ojeras.
¿Qué personalidad tienes? ¿Te identificas con alguno de los arquetipos?
¡Qué bueno! 😉